Desprogramación emocional: El «camino» a la felicidad.

Qué es la felicidad? Habrá tanta respuestas como personas. Para algunos será alcanzar un estado de bienestar o el bienestar de su familia, de los hijos, tener salud, trabajo, estar feliz con su pareja, etc.

Todos buscamos la felicidad, tanto el que es ambicioso y va tras el dinero, el que la busca a través del amor o el placer, el generoso y el materialista, el hombre por naturaleza “busca la felicidad”.

¿Hay que buscar la felicidad?

Ya Aristóteles en el s IV AC cuestionaba que es la felicidad.

“Sobre su nombre, casi todo el mundo está de acuerdo, pues tanto el vulgo como los cultos dicen que es la felicidad, y piensan que vivir bien y obrar bien es lo mismo que ser feliz. Pero sobre lo que es la felicidad discuten y no lo explican del mismo modo el vulgo y los sabios. Pues unos creen que es alguna de las cosas tangibles y manifiestas como el placer, o la riqueza, o los honores; otros, otra cosa; muchas veces, incluso, una misma persona opina cosas distintas: si está enferma, piensa que la felicidad es la salud; si es pobre, la riqueza; los que tienen conciencia de su ignorancia admiran a los que dicen algo grande y que está por encima de ellos”.

Etica a Nicómaco Divergencias acerca de la felicidad.

Aristóteles afirma que la felicidad es “algún fin que queramos por si mismo, y las demás cosas por causa de él”.(Etica a Nicómaco)

Muchos piensan que vivir bien y obrar bien causa felicidad. Pero el bien para cada uno puede ser distinto “vivir bien y obrar bien es lo mismo que ser feliz” (Etica a Nicómaco)

Pero el bien es algo relativo a cada uno (como Aristóteles afirma) por tanto tampoco sería el camino a la felicidad.

LA FELICIDAD Y EL BIEN.
“LO QUE DEBO HACER”

Muchos de nuestros programas inconscientes, se asientan en los debería, en hacer las cosas bien, bien para quien? Y muchas veces en seguir ese “bien”, obstaculizamos el camino a lo que realmente queremos, lo que “nos haría felices”.

Pensamos y hacemos lo que el paradigma de la época y de la cultura a la que pertenecemos considera como “bueno” o como “malo”. Y esta informaciones están grabadas en el inconsciente colectivo.

También las informaciones que recibimos de nuestro clan a lo largo de nuestra vida, han determinado que es lo bueno y que es lo no tan bueno para cada uno de nosotros.

Por último Aristóteles plantea que la felicidad es una finalidad, que todos deseamos, es decir no depende de otras cosas para alcanzarla.

Sin embargo siempre estamos buscando afuera la felicidad, ya sea en una relación, en el carro que nos compramos, en el último móvil, en obtener un mejor trabajo, mejores ingresos, etc. Otras personas intentan“ser buenos” para ser queridos y aceptados.

Sin embargo todos hemos experimentado esa sensación de “felicidad”, totalmente fugaz, esfímera, que dura poco tiempo y tampoco nos hace tan felices.

Buscamos la felicidad en el afuera.

Está la felicidad en el afuera? En personas, y cosas, parecería que no. La relación tan maravillosa que comenzamos no lo es tanto, el bien que adquirimos no nos hace tan felices como creímos.

Y peor aún en la mayoría de los casos conlleva un monto de infelicidad derivada de lo que “tengo” en ese esforzarme más obtener aquello que creo que me hará feliz. Por ej en el caso de un bien material, cuantas horas más de trabajo tendré que dedicar para pagar ese bien.

En el caso de una relación que creo que me hace feliz, por tanto deberé ser agradable al otro, complaciente para poder continuar en esa relación.

¿Cuánto de mi estoy hipotecando para lograr lo que creo que es la felicidad?.

Cuando creo que la felicidad está en el obrar bien, según lo que debo o esperan de mi. A cuantos debería me estoy sometiendo, recortando mi persona para lograr seguir esas programaciones muchas veces inconscientes, que recibí a lo largo de mi historia?

En esos debería estoy dejando de ser yo, mi personalidad, lo que realmente soy.

LAS EMOCIONES Y LA FELICIDAD.

Así como tenemos informaciones de que cosas son buenas o malas para nosotros, tenemos informaciones acerca de nuestras emociones y estados de ánimo.

Creemos que hay emociones negativas y emociones positivas.

Las emociones negativas aquellas que nos producen malestar como ser el miedo, la ira, el enojo, la rabia, la tristeza. Las consideramos emociones malas o negativas que hay que evitar tener.

De donde proviene esa creencia? Del inconsciente colectivo que entiende que estas emociones son perjudiciales o malas.

Pero aunque tengamos la creencia las dejamos de sentir? Dejamos de sentir miedo, de enfadarnos, de sentir sentir tristeza? Todos sabemos que no sucede así.

Entonces no se trata de evitarlas o catalogarlas como malas, sino más bien de aceptarlas y experimentarlas para poder transformarlas.

Si yo evito mis emociones negativas, las reprimo, ellas igual van a estar en nosotros.

Por ejemplo si tengo un miedo a hablar en público por ejemplo puedo evitarlo ya que no es una situación que tenga que exponerme a diario.

Sin embargo el miedo permanece y seguramente se expresará de algún otro modo. También ese miedo me seguirá limitando si seguimos el ejemplo anterior, miedo a hablar en público, tal vez surja alguna situación en la cual no voy a poder seguir evitando hablar en público.

Ya sea en mi trabajo, en una reunión de padres, o en cualquier situación a veces inesperada y yo no he podido trascender mi miedo, lo he evitado.

Hasta que yo no indago el sentido o las causas de mis emociones “negativas”, ellas van a estar en nosotros.

Desconocer nuestras emociones, por más que creamos que son negativas, nos van a seguir afectando y limitando a nosotros mismos y obstaculizan nuestra felicidad. Si entendemos por felicidad sentirnos bien con nosotros mismos.

Por tanto el que las emociones sean “buenas” o “malas” es solo una creencia. El aceptarlas, indagar en ellas para encontrarle un sentido es la forma de poder trascenderlas, aprendiendo de ellas.

MECANISMOS DE LAS EMOCIONES

Todas las emociones por más que nos parezcan espontáneas están vinculadas a nuestra historia, a nuestro clan y a la cultura.

La emoción surge de la interpretación de una percepción. Es decir yo percibo algo supongamos una situación x la interpreto pero esa interpretación que hago es personal por tanto subjetiva, esta basada en mis vivencias y sistemas de creencias.

Por ese motivo la misma situación es interpretada de una forma para una persona y de otra para otra persona. La misma situación puede producir aliento y alegría en una persona y tristeza y dolor en otra. Cómo es eso? Si la situación es la misma.

Por tanto el hecho de que esa emoción que estás experimentando hoy por ej un miedo, miedo a quedarme sin trabajo por ejemplo, que te genera inseguridad, está sustentada en otros miedos donde ya te has sentido inseguro.

Siguiendo el ej anterior miedo a perder el trabajo puede estar sustentado en la creencia que no voy a encontrar otro trabajo, a pesar que estoy incómodo en el que tengo no quiero perderlo. Si lo vemos de otra manera, tal vez como un desafío genera otras emociones .

Un cambio de percepción de esa situación y mi interpretación de ella hará que mis emociones cambien, por otras que me puedan producir un mayor bienestar.

EL MIEDO Y LA FELICIDAD.

Los miedos como otras emociones están basados en mis sistemas de creencias.

Cuando creo que un alimento me va a hacer daño por ejemplo comer carne, tomar alcohol, las harinas, por ej. seguramente te hará daño. Porque ese mismo alimento s a otra persona no le hace daño?

Porque hay una creencia preexistente de que eso que ingiero es dañino para mi.

Lo mismo sucede al revés cuando pienso que algo es bueno para mi seguramente “me hará bien”. Ya se trate de un alimento, un medicamento, una relación o cualquier situación que creo que es buena para mi.

En las relaciones un ejemplo claro es el enamoramiento donde el otro es tan maravilloso y tanto bienestar me produce. Sin embargo no es esa persona la que me produce el bienestar o en todo caso son algunas de sus acciones (y negamos las que no son tan maravillosas). Pero siempre esas acciones están interpretadas por ti. Eres tú quien le da un sentido.

Y todo lo maravilloso que ves en el otro lo estás proyectando tu.

Lo mismo ocurre cuando en una relación hay miedo, miedo a perder mi pareja por ejemplo. Estoy movilizando otros miedos, miedo a ser abandonado, miedo a la soledad, miedo a estar conmigo mismo por ejemplo.

Tampoco tiene que ver con el otro sino con uno mismo.

Es uno mismo quien interpreta “el afuera”, sea personas, cosas, situaciones, etc, y en base a esa interpretación basada en mis creencias lo juzgo como bueno o malo para mi provocando bienestar y/o felicidad, o infelicidad.

Por tanto las cosas no son buenas y malas en si mismas sino la interpretación que hago de ellas.

La forma que yo me relaciono con el afuera, con las personas de mi entorno, con mi familia, con el dinero con la política, etc como yo interpreto todo lo que me rodea me harán más o menos feliz.

La felicidad está en ti y en tu relación con el entorno, como decides relacionarte. Por tanto no hay nada en el afuera que te haga feliz. Si buscamos la felicidad en el afuera, cuando eso que creemos que nos hace feliz no lo tengamos, estamos condenados a la infelicidad.

Todo en nuestro entorno puede cambiar, nuestra situación económica, la pareja que tenemos , incluso nuestros hijos se van a alejar algún día y hasta puede que no tengamos la relación que “esperamos”.

Porque “esperar del otro” o que una situación de nuestra vida cambie “para hacernos felices”, nos estamos engañando.

Porque no podemos buscar esa felicidad en el afuera, puede que el otro no cambie como uno quisiera, o que la situación que vivo no sea la mejor, aun así la decisión de encontrarme feliz pasa por uno mismo.

MOMENTOS DE FELICIDAD Y DESAFIARNOS A NOSOTROS MISMOS.

En ocasiones en nuestra cotidianeidad “sentimos que no somos felices,” como que cada día se repite uno tras otro más o menos igual. Hasta puede que “tengamos todo” pero aun así “no somos felices”.

Esa “apatía o aburrimiento” cotidiano como lo traen muchas personas, tiene que ver con nosotros mismos, con nuestra percepción y valoración de nuestra cotidianeidad.

Muchas veces nuestra valoración de lo cotidiano pasa por lo que “tengo o debo hacer” seguramente no habrá disfrute posible. Sin embargo si decidimos en función de lo que deseamos podemos disfrutar nuestra cotidaneidad.

El situarnos en el aquí y ahora y disfrutar de los momentos ya sean en solitario o compartido con otras personas hará que aumente nuestro bienestar. Siempre partimos de nosotros mismos. Nuestra “mirada” sobre lo que vivimos nos va a hacer mas o menos felices.

También nos sentimos desconformes con esas situaciones cotidianas pero tampoco nos aventuramos a otras diferentes. Trasciende tu zona de confort.

Si nuestras acciones están siempre orientadas a obtener seguridad, o a no sentir dolor no nos vamos a desafiar a nosotros mismos, y seguramente sintamos que no somos felices.

Una forma de entender la felicidad en ese sentido es aventurarnos a lo nuevo, experimentarnos en una situación a la que tememos o que no nos es tan segura.

Toma tus propias decisiones más allá, de lo que esperan de ti, elige tu, arriésgate y te sentirás feliz.

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